SÓLO hace tres décadas, los osos pardos en los Pirineos estaban al borde de la extinción, la población casi aniquilada por los cazadores y la pérdida de hábitat.

Pero gracias a los programas de conservación, la inversión del gobierno y un programa de reintroducción, la población ahora ha crecido a su número más alto en más de un siglo.

El último censo de Ursus Arctos muestra que el año pasado nacieron 15 cachorros, lo que eleva la población total a 70.

Según datos de GSTOP, un grupo transfronterizo que monitorea las poblaciones de osos a ambos lados de los Pirineos en Francia y España, la población actual incluye 34 hembras, 32 machos con cuatro cachorros cuyo sexo aún no ha sido identificado.

De estos, 36 se consideran adultos, 19 “adolescentes” y 15 juveniles nacidos durante la temporada de reproducción de 2021.

La población ocupa una superficie de 6.500 km², encontrándose predominantemente cerca de la mitad de la población en las comarcas pirenaicas catalanas de la Vall d’Aran, el Pallars Sobirà y la Alta Ribagorça.

Los guardabosques buscan en la región señales de los animales e informan cada avistamiento, caída, huella de pata y muestra de cabello para recopilar información sobre los osos.

El siguiente mapa marca las huellas de los osos encontrados en 2021.

La población ha experimentado un gran aumento desde los 52 de 2018, lo que elevó el número de recién nacidos a 114 desde que comenzó el programa de conservación en 1996 con la translocación y liberación de tres osos, un macho y dos hembras, de Eslovenia.

Pero la lucha por salvar la especie está lejos de terminar. Los conservacionistas creen que la población necesitaría alrededor de 50 osos reproductores activos con suficiente diversidad genética para prosperar.

Durante una década, todos los osos recién nacidos fueron engendrados por Pyros, el oso esloveno macho liberado en 1997 hasta la llegada de Goiat en 2016, quien pronto se ganó la reputación de atacar al ganado.

Los granjeros de ambos lados de la frontera no siempre han apoyado los esfuerzos de reintroducción, aunque los osos son en su mayoría vegetarianos y rara vez matan para comer.

Culpan a los osos por la pérdida de cientos de ovejas, algunas de las cuales han saltado de los acantilados a la muerte para evitar un ataque, y lamentan que los programas de compensación no hayan compensado sus pérdidas.

Aunque está protegido por la ley, tres osos pardos fueron encontrados muertos en 2020, dos fueron asesinados por cazadores y un tercero fue envenenado.

España también tiene una población separada de osos pardos, ubicada más al oeste en la Cordillera Cantábrica, donde el número aumentó a más de 325 en el último recuento.

Aunque los cultivadores de frutas y los apicultores se han quejado regularmente de los osos merodeadores que roban sus productos, los animales han alimentado el turismo en el área, con docenas de personas reunidas en los miradores organizados en la región montañosa con la esperanza de detectar a las escurridizas criaturas.

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