El miedo es palpable desde el momento en que la embarcación sale de Quibdó y zarpa por el río Atrato, que rodea la capital del Chocó colombiano.
Aquí, los grupos paramilitares controlan la vía fluvial y es imposible navegar por el río sin su permiso.
Su presencia se puede sentir a solo 15 minutos de Quibdó, donde los edificios junto al río están pintados con sus iniciales «AGC», que significan las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Autodefensas Gaitanistas de Colombia), un grupo también conocido como el Clan del Golfo.
La gente de esta zona susurra sobre los grupos paramilitares y teme su presencia en los pueblos.
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