La pandemia puede estar disminuyendo, pero aún no ha terminado y un gran cantidad de personas siguen muy preocupados por el Covid y el pequeño comercio de Mallorca sigue pagando el precio de la incertidumbre.

Un amigo mío que tiene una peluquería bien establecida en Palma me dijo esta semana que febrero fue tan malo como cuando les permitieron abrir en medio de la pandemia.

Las cancelaciones siguen siendo el factor miedo y dijo que al menos una o dos citas fue cancelado todos los días y muchos de clientes habituales que han estado usando su salón durante años.

También recibió otra mala noticia esta semana: el alquiler ha aumentado. Solo hay otras dos personas trabajando en el salón además de ella y su hijo, y dijo que habría suficiente dinero hasta el próximo lunes, fin de mes, para cubrir los salarios, aunque es posible que tenga que hacer recortes para compensar. pues la caída de los ingresos se traslada al resto de la mano de obra. Y este no es un caso aislado.

Tras seis meses de negociaciones, otro amigo mío por fin ha conseguido despegar su pequeño bar en Palma, especializado en cervezas de todo el mundo. Sí, está contento de deshacerse de él, pero no sabe qué él hará lo siguientede dónde vendrá su próximo ingreso.

Tiene mucha experiencia en la industria hotelera, pero ¿los nuevos trabajos realmente estarán ahí?

Todavía no estamos fuera de peligro.