El yate más caro del mundo, propiedad del oligarca ruso Roman Abramovich, zarpó de un astillero de Barcelona para evitar su confiscación en medio de amenazas de sanciones por sus vínculos con Putin.

El Solaris, un superyate de 600 millones de dólares, zarpó silenciosamente de aguas españolas el martes pasado, según los datos de seguimiento de barcos de MarineTraffic.

Se ha informado que atracó en Montenegro, que se encuentra fuera de la Unión Europea y, por lo tanto, no está obligado a imponer sanciones de la UE a Rusia, aunque podría tomar la decisión de hacerlo.

Abramovich estaba entre los siete oligarcas rusos cuyos activos fueron congelados en Gran Bretaña el jueves por supuestos vínculos con el presidente ruso Vladimir Putin tras la invasión de Ucrania.

El Solaris de 140 metros de largo cuenta con 18 camarotes con capacidad para 36 invitados. Cuenta con ocho cubiertas, un helipuerto y una piscina que se convierte en pista de baile.

Según los informes, tiene una flotilla de 20 motos acuáticas de alta velocidad y al menos un helicóptero para transportar a los invitados del barco a la costa, y se rumorea que también tiene un submarino personal.

Amramovich no es el único multimillonario ruso que ha atracado su yate en España.

El mismo astillero de Barcelona alberga actualmente el Aurora de 74 metros, propiedad del magnate de la construcción ruso Andrey Molcahnov y valorado en más de 1.000 millones de euros.

Un tercer barco del astillero de Barcelona, ​​el Galactica Super Nova de 70 metros, es propiedad de Vagit Alekperov, presidente y director ejecutivo de Lukoil, que también posee una participación del 36,8% en el club de fútbol Spartak de Moscú.

Al otro lado del agua en Mallorca se encuentra el Tango de 77 metros de largo, propiedad del multimillonario ruso de las telecomunicaciones y amigo cercano de Vladimir Putin, Viktor Vekselberg.

Se ha sugerido que si la UE aprueba sanciones contra rusos individuales, las autoridades españolas congelarán todas.

Otros barcos que se sabe que son propiedad de los aliados de Putin abandonaron recientemente los puertos españoles hacia aguas internacionales a medida que se intensificaba el conflicto en Ucrania.