Los frecuentes ataques de grupos islamistas extremistas en el norte de Malí han obligado a cientos de familias a buscar refugio en el campo de refugiados de Mopti, donde sueñan con la paz y el regreso a casa en medio de las difíciles condiciones.

Los desplazados internos llegan al campamento en las afueras de la ciudad de Sévaré, en la región de Mopti, después de huir del turbulento norte del país, donde los grupos terroristas están detrás de la quema de aldeas y la matanza de civiles.

El campamento, a 600 kilómetros al noroeste de la capital Bamako, se encuentra en una región que forma una puerta de entrada entre el sur y el norte de Malí.

Los desplazados internos, que sufren traumas y enfrentan un momento incierto en el campamento, recurren a pequeños trabajos para sobrevivir mientras esperan un giro positivo de los acontecimientos.

Tal es el caso de Bintou Karanguo, una madre viuda que hace tres años abandonó su pueblo norteño de Timenère, una zona agrícola conocida por el pastoreo de ganado.

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