Parece que hay una purga repentina de chiringuitos en Mallorca. En toda la isla, las comunidades están revocando concesiones, muchas de las cuales se otorgaron hace décadas, y ordenando la demolición de famosos chiringuitos y restaurantes que se han convertido en atracciones muy populares a lo largo de los años. Lo último está en el Parque Natural de Mondragók. Para mí es una de las partes más bonitas de la isla, playas preciosas, agua cristalina y el chiringuito seguro que no me molesta. De hecho, después de un largo día en la playa y retozando en el parque, es un placer sentarse finalmente y disfrutar de una bebida fresca y refrescante en un entorno idílico.

Lo mismo ocurre con los tres bares y restaurantes que fueron atacados. Playa de Muro. Nos guste o no, Mallorca es un destino de playa y disfrutar de un almuerzo con los dedos de los pies en el mar es un lujo del que disfrutan decenas de miles de personas en la isla, por no hablar de los residentes locales. Son parte de la industria del turismo de playa de la isla, que constituye la mayor parte de la industria, sin importar cuánto la gente quiera hablar sobre cultura, etc. Sí, tiene que haber un feliz equilibrio entre el turismo y la protección del medio ambiente, pero los pequeños chiringuitos y restaurantes de playa no harán mucha diferencia. ¿Por qué no empezar por el antiguo edificio de GESA en el paseo marítimo de Palma, que no le sirve a nadie?